Es de justicia declarar mi admiración (en mayor o menor medida) por ambos.
Ella, me ha hecho reír (y mucho). Desde aquel programa a mediados de los años ochenta, cuando había poca alternativa y yo aún veía la caja tonta. Pasando por las primeras dos décadas de su filmografía, siempre tan creíble como en Anita No Perd El Tren (Ventura Pons, 2001). Hasta llegar a convertirse en la verdadera maestra de ceremonias de los Premios Goya. Muy pocos son los humoristas que no me sonrojan pero qué agradecido les estoy cuando me alegran la vida con su inteligencia satírica y la Sardà iba sobrada de ambas.
Él, con perfil de cantautor, nombre de banda y un debut tan exitoso que hubiera podido sepultar la carrera de cualquier otro. Reconozco que ni siquiera aquel certero álbum (el 1º de 10) se encuentra entre los cientos de discos de mi discoteca aunque sí que pinché La Flaca (Virgin, 1996), sin cansarme hasta hoy del tema homónimo. En directo tampoco el Donés me sedujo lo suficiente aunque le he reconocido oficio y un buen puñado de buenas composiciones que ya quisieran muchos. Por ejemplo: ‘Agua’ la cual me parece tan preciosa como su título, ‘Completo incompleto’ demuestra un imposible mejor complemento o ‘Bonito’ que anima hasta al más pesimista. Después no le seguí la pista, celebré sus 50 Palos y he aplaudido su lucha hasta el final.
El cáncer pudo con los dos, D. E. P.
Gràcies i bon viatge!